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miércoles, febrero 3

lunes, julio 30

Fotografías reveladas con aguas contaminadas muestran la realidad de las Zonas de Sacrificio

‘Espejos del mar; crisis, paisaje y territorio’ se presenta de martes a domingo hasta el 19 de agosto en el Centro Cultural Estación Mapocho. Horario de visita continuo entre las 11.00 y 20.00 horas. 

La muestra de Patricio Saavedra presenta el efecto antropoceno y su relación con el arte, la cual contempla una serie de fotografías reveladas en aguas contaminadas por la acción industrial, extraídas de zonas costeras de Chile. La exposición se exhibe en la sala Lily Garafulic con entrada liberada

Fotógrafo Patricio Saavedra. 
 “Se sabe que existen sectores sumamente contaminados, pero no con mayor detalle. Busqué cuáles eran las zonas más afectadas y así partí a la Bahía de Quintero, luego fui a Chañaral y trabajé en la desembocadura del Río Maipo, en Llolleo”, explica Patricio Saavedra. Hace dos años, el artista inició su investigación fotográfica sobre territorio. Siempre le llamaron la atención los problemas medioambientales y, a medida que recopilaba información, se daba cuenta que había muchos datos que la gente no conocía.

Tras varias visitas a los lugares mencionados, el efecto antropoceno, que hace referencia a las repercusiones que genera la acción humana sobre el medioambiente, se hizo notar de manera evidente. Y, más allá de la contaminación propiciada por los peatones y habitantes del sector, quienes más influyen en su desarrollo son las industrias. “A medida que iba investigando todo este tema, me di cuenta que hay varias empresas que poseen una política súper irregular con sus desechos y con sus políticas medioambientales”, detalla Patricio Saavedra, frente a la manifestación más explícita del efecto de los humanos en la naturaleza.
Fotografías reveladas con aguas contaminadas de las Zonas de Sacrificio. 

Zonas de Sacrificio

Este proyecto lo llevó a Chañaral, ciudad que ha tenido históricamente problemas con relaves industriales. Ya en 1938, una vez colmados los embalses terrestres pertenecientes a la ex mina de Potrerillos, los desechos fueron arrojados al mar. La empresa utilizó el río Salado que atraviesa por Llanta, Diego de Almagro y El Salado antes de desembocar en la Bahía de Chañaral.

“Han depositado tanta cantidad de relave sobre el borde costero que el mar incluso se ha recogido. En la Bahía de Quintero (zona centro) también existe una problemática medioambiental, en el sector de La Greda y en Ventanas, en donde las emisiones de CO2 están muy pasadas por las normas que regulan esos desechos”, añade el fotógrafo.

 “La arena de Chañaral es verdosa-amarilla porque está llena de mercurio, arsénico y otros metales pesados que con el viento se levantan y la gente los respira. Esto tiene graves repercusiones en la salud de las personas, pudiendo desarrollar enfermedades como el cáncer. La gente no debería vivir ahí o tendría que andar con máscaras. Falta una responsabilidad con el tema”, relata Sonia Yañez, bióloga marina que actualmente cursa un Doctorado en Oceanografía en la Universidad de Concepción y quien se encargó de detallar el efecto antropoceno en la muestra, reconociendo sus consecuencias.

El arte como método de denuncia

A través de un trabajo que combina la fotografía análoga y su posterior revelado incorporando agua de relaves industriales, el artista logra integrar componentes nuevos a la imagen capturada. “Utilizo ciertos elementos químicos, propios de cada sector, y en esos elementos sumerjo los negativos de las fotos o los incubo. La alteración que produce eso es un grado de abstracción sobre la imagen. Por eso, las fotos tienen varias figuras y manchas que no son simétricas, son al azar”.

 “Quiero mostrar cómo en ese paisaje que uno está mirando frente al mar, invisiblemente hay muchos componentes que no están para el ojo humano. Yo trato de evidenciarlos, entonces con la foto aparece esa alteración”, aclara Saavedra sobre el proceso previo a la creación de su obra. Una técnica que, por medio de la Incorporación de dos realidades dentro de un mismo paisaje, se construye una metáfora de la crisis que viven las zonas costeras del país.

‘Espejos del mar; crisis, paisaje y territorio’ se presenta de martes a domingo hasta el 19 de agosto en el Centro Cultural Estación Mapocho. La entrada es liberada.

lunes, julio 9

Intercambio entre músicos profesionales y locales es la apuesta del pianista Jairo Rodríguez

Intercambio entre músicos profesionales y locales es la apuesta del pianista Jairo Rodríguez Ibarra

Por: Elizabeth Vergara Carrasco. 

En Cafetería Lumiere, Cesar Castro, Patricio Leon y Jairo Rodríguez.
Fotografía: Leslie Salinas Rodríguez. 
El formato migrará hasta el sur de Chile porque durante la primavera de este año Rodríguez llevará su experiencia profesional a músicos de Punta Arenas. 

Heredero de la bohemia calerana, su padre Manuel Rodríguez Arenas lo acercó al piano en su tierna infancia, ni siquiera puede recordar su primer encuentro con las teclas del piano, su instrumento principal. Sin embargo, posee un manejo sobre la música que va más allá de su especialización. 


Inicios del pianista Jairo Rodríguez. 
Durante 10 años se dedicó a pulir su talento.  Cinco años pasó en el Conservatorio de Música de Limache. Luego siguió sus estudios en Viña del Mar, en la Escuela Moderna de Música, donde estuvo hasta el 2015. Posteriormente, trabajó en el circuito de Valparaíso, Viña del Mar y Coquimbo, mientras que desde enero de este año volvió a radicarse a La Calera. Desde ahí, pretende colaborar con el florecimiento del arte y la cultura local, ampliar el circuito y compartir su conocimiento. 

Un agente activo, que ha estado desarrollando un formato atractivo para la zona. “Clínicas y conciertos abarcan dos formas de poder estar compartiendo experiencia con los músicos. La clínica, es la instancia en que el músico habla de su experiencia, de sus instrumentos, la práctica que han tenido con ellos, trucos, en fin, un sin número de datos”, explica Jairo Rodríguez Ibarra. Quien agrega que “la segunda parte, es el concierto, donde los músicos tocan sus creaciones. Pues, además de ser intérpretes, en su mayoría son compositores”. 

Un nuevo formato que seduce

Luciano Gonzales, músico, compositor y bajista; Pablo Ugarte, músico, baterista;
 y Jairo Rodríguez, músico, compositor y Pianista.
Fotografía: Leslie Salinas Rodríguez.
Ya son cinco las puestas en escena gestionadas, todas con destacados músicos. La primera “clínica-concierto” estuvo a cargo del artífice de este proyecto, Jairo Rodríguez, con piano y teclados; la segunda fue realizada por Cesar Castro, quien es experto en Guitarra eléctrica; luego Luciano González, presentando el Bajo eléctrico; en cuarto lugar, se presentó Pedro Leiva, quien domina la percusión y el quinto fue dictado por José Moraga, quién es especialista en trombón. Lo que viene es una clínica-concierto de saxofón, con data por definir. 

En ese sentido, un socio fundamental y que ha servido de telón de fondo a todas las presentaciones, es la Cafetería Boutique Lumiere, ubicada en Calle Blanco, Quillota. “En una conversación le planteo a Daniel que me gustaría hacer intercambio de músicos. Que pudiesen venir mis amigos que están en el circuito costero o santiaguino, para compartir una clínica y un concierto, él amablemente me señaló que me podía prestar el espacio”. Una conversación trivial, tras una presentación dice Rodríguez, pero que desde ese momento ha convertido a Daniel Tástico Gómez en un eje importante en este desafío por acercar el conocimiento musical.

“Siempre se ha pasado bien en Lumiere, el público que asiste es diverso. La gente ha recibido bien esto de que músicos profesionales, que llevan tiempo trabajando en el circuito, que han viajado al extranjero por la música, estado en festivales de jazz, han grabado discos y son de amplia experiencia, puedan llegar hasta Quillota, al interior. Ese enlace es el que se está generando en Lumiere”, sostiene Rodríguez. Una nueva propuesta comercial donde los visitantes, además de disfrutar sus preparaciones, pueden adquirir vinilos y CD.

A estos encuentros llegan a participar artistas locales que apoyan las presentaciones, con bajos, baterías y guitarras, entre otros instrumentos. Por el momento, ya está organizada la sexta clínica-concierto, donde el protagonista será el saxofón, no hay fecha agendada aún. Sin embargo, hay datos claros, el escenario continuará siendo Cafetería-Boutique Lumiere y el costo de la entrada es de $2.000.

Están floreciendo eventos que no tienen que ver, ni se relacionan con corrientes políticas, que florecen de la autogestión, gracias a la permanencia o regreso de músicos locales que deciden generar espacios para la música, son alguno de los comentarios, que ha escuchado de sus colegas. “Nosotros estamos acá para fortalecer el arte, porque yo puedo hacerlo, porque estuve fuera y volví”, apunta Jairo Rodríguez. 


Próximos proyectos 

En su mente ya están concretándose algunos nuevos desafíos. Por el momento, lo más concreto es gestionar el arribo de la Big Bang “Situación de Calle”. Una agrupación de músicos del circuito de Valparaíso y Viña del Mar. 

“Esta orquesta es con base de contrabajo, batería, piano e instrumentos de bronce. Uno de los que dirige es José Moraga, quien ya participó como expositor en una de las clínicas. Una de las características es que hay puros artistas “secos””, asegura Rodríguez. 

Cerca de 20 músicos en escena interpretando jazz, los cuales mezclan clásicos y composiciones propias. El proyecto pretende ser llevado hasta la ciudad natal de Rodríguez, específicamente hasta el pre Centro Cultural que administra el Consejo Comunal de Cultura de La Calera. Un show de alto nivel para los cementeros. 

Sin embrago, las clínicas-concierto no paran. El formato migrará hasta el sur de Chile porque durante este año compartirá su experiencia profesional con músicos de Punta Arenas. “En este viaje llevaré conmigo el primer disco de mi cuarteto, el cual se llama “Fenix” y fue grabado en enero de este año, en Valparaíso”, apunta Rodríguez.