Intercambio entre músicos profesionales y locales es la apuesta del pianista Jairo Rodríguez Ibarra
Por: Elizabeth Vergara Carrasco.
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En Cafetería Lumiere, Cesar Castro, Patricio Leon y Jairo Rodríguez. Fotografía: Leslie Salinas Rodríguez. |
El formato migrará hasta el sur de Chile porque durante la primavera de este año Rodríguez llevará su experiencia profesional a músicos de Punta Arenas.
Heredero de la bohemia calerana, su padre Manuel Rodríguez Arenas lo acercó al piano en su tierna infancia, ni siquiera puede recordar su primer encuentro con las teclas del piano, su instrumento principal. Sin embargo, posee un manejo sobre la música que va más allá de su especialización.
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Inicios del pianista Jairo Rodríguez. |
Durante 10 años se dedicó a pulir su talento. Cinco años pasó en el Conservatorio de Música de Limache. Luego siguió sus estudios en Viña del Mar, en la Escuela Moderna de Música, donde estuvo hasta el 2015. Posteriormente, trabajó en el circuito de Valparaíso, Viña del Mar y Coquimbo, mientras que desde enero de este año volvió a radicarse a La Calera. Desde ahí, pretende colaborar con el florecimiento del arte y la cultura local, ampliar el circuito y compartir su conocimiento.
Un agente activo, que ha estado desarrollando un formato atractivo para la zona. “Clínicas y conciertos abarcan dos formas de poder estar compartiendo experiencia con los músicos. La clínica, es la instancia en que el músico habla de su experiencia, de sus instrumentos, la práctica que han tenido con ellos, trucos, en fin, un sin número de datos”, explica Jairo Rodríguez Ibarra. Quien agrega que “la segunda parte, es el concierto, donde los músicos tocan sus creaciones. Pues, además de ser intérpretes, en su mayoría son compositores”.
Un nuevo formato que seduce
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Luciano Gonzales, músico, compositor y bajista; Pablo Ugarte, músico, baterista; y Jairo Rodríguez, músico, compositor y Pianista. Fotografía: Leslie Salinas Rodríguez. |
En ese sentido, un socio fundamental y que ha servido de telón de fondo a todas las presentaciones, es la Cafetería Boutique Lumiere, ubicada en Calle Blanco, Quillota. “En una conversación le planteo a Daniel que me gustaría hacer intercambio de músicos. Que pudiesen venir mis amigos que están en el circuito costero o santiaguino, para compartir una clínica y un concierto, él amablemente me señaló que me podía prestar el espacio”. Una conversación trivial, tras una presentación dice Rodríguez, pero que desde ese momento ha convertido a Daniel Tástico Gómez en un eje importante en este desafío por acercar el conocimiento musical.


Están floreciendo eventos que no tienen que ver, ni se relacionan con corrientes políticas, que florecen de la autogestión, gracias a la permanencia o regreso de músicos locales que deciden generar espacios para la música, son alguno de los comentarios, que ha escuchado de sus colegas. “Nosotros estamos acá para fortalecer el arte, porque yo puedo hacerlo, porque estuve fuera y volví”, apunta Jairo Rodríguez.
Próximos proyectos
En su mente ya están concretándose algunos nuevos desafíos. Por el momento, lo más concreto es gestionar el arribo de la Big Bang “Situación de Calle”. Una agrupación de músicos del circuito de Valparaíso y Viña del Mar.
“Esta orquesta es con base de contrabajo, batería, piano e instrumentos de bronce. Uno de los que dirige es José Moraga, quien ya participó como expositor en una de las clínicas. Una de las características es que hay puros artistas “secos””, asegura Rodríguez.
Cerca de 20 músicos en escena interpretando jazz, los cuales mezclan clásicos y composiciones propias. El proyecto pretende ser llevado hasta la ciudad natal de Rodríguez, específicamente hasta el pre Centro Cultural que administra el Consejo Comunal de Cultura de La Calera. Un show de alto nivel para los cementeros.
Sin embrago, las clínicas-concierto no paran. El formato migrará hasta el sur de Chile porque durante este año compartirá su experiencia profesional con músicos de Punta Arenas. “En este viaje llevaré conmigo el primer disco de mi cuarteto, el cual se llama “Fenix” y fue grabado en enero de este año, en Valparaíso”, apunta Rodríguez.